Santa Cruz, uno de los barrios más históricos y emblemáticos de la ciudad, se encuentra sumido en una profunda indignación. El motivo: la reciente propuesta municipal de dedicar parte del Paseo de Catalina de Ribera a la Virgen de la Candelaria. La decisión, tomada el pasado jueves en la primera junta de distrito tras el verano, ha provocado una reacción enérgica de los vecinos, quienes votaron en contra de la medida, sintiéndose ignorados y hartos de los constantes cambios en el callejero de la ciudad.
La delegada del distrito, Amidea Navarro, sometió la propuesta a votación, y aunque los votos de los partidos políticos lograron aprobar el cambio, los representantes vecinales se opusieron en bloque. La presidenta de la Asociación de Vecinos de Santa Cruz, María José del Rey, se mostró contundente: “Evidentemente no tenemos nada contra la Hermandad de la Candelaria o de cualquier hermandad, pero esto me parece una barbaridad. Estamos indignados. Nos hemos negado totalmente”.
Del Rey insiste en que los vecinos ya se manifestaron en el pasado en contra de cualquier alteración de los nombres históricos del barrio de Santa Cruz y del Casco Antiguo en general. “Lo pueden hacer en otro sitio, pero pedimos que no toquen los Jardines de Murillo”, señaló la líder vecinal, subrayando la importancia de respetar el legado histórico de la ciudad.
Catalina de Ribera: Un símbolo de Sevilla
Catalina de Ribera no es un nombre cualquiera para Sevilla. Fundadora del Hospital de las Cinco Llagas, su legado está profundamente arraigado en la memoria histórica de la ciudad. «No hace falta explicar quién fue Catalina de Ribera y su importancia en la ciudad», declaró del Rey. La presidenta recordó que cuando se decidió honrar al Marqués de la Vega Inclán, quien jugó un papel crucial en la restauración del barrio de Santa Cruz, no se eliminó el nombre de ninguna calle. En lugar de ello, se optó por crear una nueva plazuela en el ensanche de la calle Fabiola.
Del Rey rememora otras victorias vecinales en su defensa del patrimonio del barrio. «Hace unos años, cuando el gobierno municipal, con el socialista Alfredo Sánchez Monteseirín como alcalde, quiso cambiar el nombre de la Plaza de la Alianza por el del ministro Indalecio Prieto, los vecinos logramos que se mantuviera el nombre original». Del mismo modo, menciona el caso del historiador Francisco Morales Padrón, a quien se le dedicó una calle nueva en la Casa de la Moneda sin eliminar el nombre de ninguna vía existente.
El peso de la historia contra los cambios arbitrarios
La oposición de los vecinos no es nueva, y viene respaldada por argumentos sólidos sobre la preservación del patrimonio histórico y cultural del barrio. Del Rey ha solicitado a la delegada del distrito que informe al alcalde, José Luis Sanz, quien curiosamente es hermano de la Hermandad de la Candelaria, sobre la oposición y el descontento que reina entre los vecinos ante la propuesta de cambiar el nombre de un paseo tan significativo como el de Catalina de Ribera.
«Pedimos respeto para nuestra historia, para los nombres que forman parte de nuestra identidad», insiste Del Rey, subrayando que el nombre del paseo no es solo un rótulo, sino una parte intrínseca del patrimonio y de la memoria colectiva de Sevilla. “No se trata de una lucha en contra de la Virgen de la Candelaria o de su hermandad; se trata de respetar lo que ya existe y tiene un valor incalculable para nosotros”.
Hace unos años, el Servicio de Estadística del Ayuntamiento ya había desaconsejado los cambios en el nomenclátor del Casco Antiguo, sugiriendo mantener los nombres que se han consolidado por el uso popular. Esta recomendación parece caer en oídos sordos con la actual administración, que ha decidido, una vez más, alterar el mapa sentimental del barrio.
Un clamor que no cesa
La indignación de los vecinos de Santa Cruz refleja un malestar generalizado ante lo que consideran un «manoseo interesado» de los nombres históricos de la ciudad. En la memoria de los habitantes del barrio permanece fresca la lucha por mantener la Plaza de la Alianza, uno de los espacios más bellos y emblemáticos de Santa Cruz. Para ellos, ceder parte del Paseo de Catalina de Ribera es como arrancar una página de su propia historia.
La polémica no parece estar cerca de resolverse, y todo indica que la voz de los vecinos seguirá resonando en defensa de sus calles, sus plazas y, en definitiva, de su historia. «No pedimos nada más que respeto por lo que somos y por lo que nos han dejado generaciones pasadas», concluye Del Rey, dejando claro que esta batalla, como otras anteriores, no ha hecho más que empezar.