Sevilla, 10 de septiembre de 2024 – La tensión entre vecinos y autoridades municipales vuelve a estar en el punto de mira en el Casco Antiguo de Sevilla. El motivo: una vez más, la decisión de cambiar nombres en el callejero, alterando así el entramado histórico que da identidad a la ciudad. La reciente aprobación de la junta municipal del distrito para renombrar parte del Paseo de Catalina de Ribera como Paseo de la Virgen de la Candelaria ha desencadenado una polémica que resuena en cada rincón del centro histórico.
Un Nuevo Frente en la Larga Guerra del Callejero
No es la primera vez que los vecinos del centro de Sevilla, especialmente los del barrio de Santa Cruz, se alzan en defensa de su patrimonio histórico y cultural. La figura de Catalina de Ribera, considerada una de las grandes benefactoras del Renacimiento sevillano, representa para muchos ciudadanos un símbolo intocable de la historia local. Catalina, fundadora del Hospital de las Cinco Llagas y promotora de importantes obras de caridad y arquitectura, es vista por muchos como una figura fundamental que trasciende la simple denominación de una vía.
El debate se aviva ante la percepción de los vecinos de que los políticos locales adoptan una «visión cortoplacista» sobre el callejero, sin valorar suficientemente el peso histórico de los nombres que quieren cambiar. “Calle para hoy y desconocimiento del para mañana”, resumen algunos residentes en alusión a lo que consideran una falta de perspectiva de los dirigentes municipales.
Antecedentes de una Contienda Histórica
Este enfrentamiento actual recuerda a otros episodios similares en los que las decisiones de las autoridades se encontraron con la resistencia ciudadana. Uno de los casos más emblemáticos tuvo lugar en la Plaza de la Alianza, cuyo nombre se remonta a 1868, cuando se estableció allí una fábrica de tejidos. La propuesta de renombrarla en honor a Indalecio Prieto, ministro de Hacienda durante la II República, fue recibida con tal oposición vecinal que, en 2006, el Ayuntamiento se vio obligado a revocar el cambio por unanimidad.
Sin embargo, no siempre el resultado ha sido favorable para los vecinos. En el barrio del Arenal, la movilización ciudadana no logró evitar que la calle Tomás de Ibarra fuera rebautizada, aunque finalmente la denominación de Indalecio Prieto fue desplazada a una plaza frente a la delegación de Hacienda.
Cambios Controvertidos: ¿Reivindicación o Capricho?
La lista de alteraciones en el nomenclátor sevillano continúa. En 2009, durante el tercer mandato de Sánchez Monteseirín, el cambio del nombre de la calle General Merry por el de Pilar Bardem, actriz nacida en Sevilla, desató un torbellino de opiniones encontradas. El cambio, aprobado por el PSOE e IU, fue revertido en 2011 con la llegada del popular Juan Ignacio Zoido a la alcaldía, quien optó por renombrar la calle como Nuestra Señora de las Mercedes.
Otros cambios recientes, aunque no tan sonados, han generado también malestar en diferentes sectores de la sociedad. En Triana, la calle Vázquez de Leca, homenaje al arcediano de Carmona, fue eliminada para dar paso al sacerdote Eugenio Hernández, mientras que un tramo de Placentines, cerca de la Giralda, pasó a llevar el nombre del cardenal Amigo Vallejo. La Alameda de Hércules perdió parte de su nombre en favor del fallecido político Pedro Zerolo, y en Bellavista, la Plaza de las Cadenas estuvo a punto de convertirse en Virgen del Dulce Nombre, una medida que finalmente se evitó gracias a la protesta vecinal.
La Resistencia Vecinal: Un Patrimonio de la Ciudad
La dinámica de cambios y contracambios ha dejado patente una realidad innegable: la resistencia vecinal es un factor decisivo en la política del callejero sevillano. Un ejemplo notable de esta fuerza vecinal se produjo en el barrio de la Calzada hace una década, cuando la presión de los residentes logró revertir la transformación de la calle Lictores, que pasó de ser renombrada como Plaza Jesús Presentado al Pueblo a recuperar su antigua denominación en un hecho sin precedentes. Este caso destacó por crear una situación absurda: dos calles con el mismo nombre en apenas unos metros, con la adición del término “antigua” para diferenciar una de ellas.
Un Futuro Incierto: ¿Qué Espera al Casco Antiguo?
A medida que el debate sobre el callejero de Sevilla se intensifica, el futuro de la denominación de sus calles permanece incierto. Los vecinos del Casco Antiguo, cansados de lo que consideran un “manoseo” constante de su historia, claman por una moratoria en los cambios de nombres y una mayor consulta pública en estas decisiones. Las autoridades, por su parte, defienden su derecho a adaptar el callejero a los nuevos tiempos y a rendir homenaje a figuras contemporáneas, en un intento de equilibrar la tradición con la modernidad.
Lo que está claro es que la lucha entre la memoria histórica y la política del día a día en Sevilla está lejos de resolverse. Mientras tanto, las calles de la ciudad siguen siendo un reflejo de su rica y a menudo tumultuosa historia, un tapiz de nombres que narran las historias de sus héroes, santos, artistas y figuras políticas, y de una comunidad que no está dispuesta a permitir que esas historias se olviden.